jueves, 22 de junio de 2017

Txingurri, Guardiola te dice 'tira millas', pero quizá debes tirar Neymars

El Barça lo tiene peor de lo que piensa. 
Cuando uno ha tenido una época triunfal es humano tratar de repetirse actuando como si las circunstancias fueran las mismas.
Nunca Messi, Iniesta, etc  volverán a correr cómo en 2008, ni será fácil juntar un equipo que encuadre a gente tan talentosa cómo: Iniesta, Xavi, Messi, Busquets, Puyol, etc. ¿Por qué seguir emperrados en jugar de la misma forma, si no tienes los mismos jugadores? 

Además, el sistema de juego del Barça provocó una mejora en el esquema defensivo de sus rivales de nivel. Hoy, hay auténticos recitales defensivos (ej: Atlético de Madrid) interesantes para ver cómo se achican los espacios hasta hacer imposible el juego de pases hasta encontrar el hueco y crear situación de gol; no hay espacios, las ayudas defensivas imposibilitan ventajas en el uno contra uno, y hacen inútil (o arriesgada) la posesión de la pelota.

Una mejora defensiva que provoca: que a los equipos con una buena organización atrás (Atlético, Juventus, R Madrid en ocasiones, Inter de Mourinho), no les importa ‘regalar’ la pelota al contrario para que éste se regodee en una posesión inútil (no hay espacios) y así propiciar períodos intermitentes de presión sobre la zona de medios. Presión que tiene ‘premio’ cuando se roba un balón y todos salen disparados buscando rentabilizar los espacios regalados en la zona defensiva del ‘equipo de la posesión’..
Y así una vez tras otra, esta táctica se muestra mucho más efectiva que cualquier otra basada en la posesión, el lema es: ‘para ti la pelota y para mí los espacios’. De la misma manera que existe la gravedad, en el fútbol suele ganar quién tiene los espacios no quien tiene la pelota.

Si el Barça de Guardiola fue capaz de triunfar repetidamente, fue porqué además de: la posesión y circulación rápida del balón, la calidad individual, etc; tenía una disciplina (y desgaste) en presionar al contrario cada vez que perdía el balón. A Guardiola no le dolían prendas, jugar un 4-4-2 cuando tenía delante un equipo achica-espacios. ¿O es que ya no nos acordamos de la utilización de Keyta hasta el minuto 55? (período de desgaste de la presión contraria, que te puede arruinar con un solo contraataque todo tu mayor calidad).

Hay que agradecerle a Luis Enrique la valentía de su primer año, en el que sentaba a Neymar cuando creía que debía jugar con sólo 2 delanteros pudiendo de esta forma reforzar el medio campo y proteger la retaguardia.
En aquella temporada irrumpía Suarez como un tanque compenetrado con Messi , sólo ellos dos eran ‘intocables’. Una vez conseguido el  triplete, el Barça se creyó que tenía la mejor delantera olvidando de que esto no te sirve si no le llegan balones, o no tiene espacios..
En el segundo año Neymar fue ya intocable, se jugó un 4-4-3, y los resultados negativos frente a equipos achica-espacios provocaron un balón de oro para  Cristiano en lugar de ir a parar a Messi.

Talentos a ráfagas como Neymar, en un equipo que juega a la posesión, sirven para un milagro (remontada al PSG) pero no añaden valor constante cuando se trata de enfrentar a los 8 mejores equipos achica-espacios de Europa, equipos que suelen incluir a los mejores..


El Barça lo tiene mal porque tiene una afición que cae fácilmente en el engreimiento. Es fácil oír frases del tipo ‘tenemos un estilo irrenunciable’;  o oír a un comentarista (en un partido en el que el contrario ha tenido el triple de ocasiones) consolarse diciendo ‘el Barça está jugando bien porque tiene el 64% de posesión y el contrario sólo un 36%’. ¡!! Se la han regalado¡¡¡¡

Lo que me molesta de este estado de opinión, es que no augura nada bueno, salvo que el próximo entrenador tenga autoridad para fichar y para jugar eficazmente en lugar de nostálgicamente. Con estos delirios: estamos desaprovechando el motor principal de toda esta década prodigiosa, estamos tirando por la borda la oportunidad de rearmar otro equipo ganador a la sombra del mejor jugador que nuca hemos tenido.

El entorno tonto del Barça se está convirtiendo en una camisa de fuerza para Messi, y esto ya empieza a pedir a gritos: abandonar el 4-4-3 a piñón fijo, olvidarse de la nostalgia, degradar o exportar el circo Neymar, despreciar la posesión inútil del balón (si no tienes energía para recuperarlo presionando),  dejar atrás la creencia de que el Barça es un ser superior per se.

El pequeño dios del futbol que tenemos la suerte de tener,  necesita un equipo y un entorno eficaz para poder seguir regalándonos varios milagros cada semana y títulos. 

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